El avión DC-3, de la década de 1930 del siglo pasado, aún sigue surcando nuestros cielos. El, para muchos mejor avión del siglo XX, fue diseñado para durar por siempre. Y aunque no se propone volver a “tiempos pasados mejores”, este es un gran ejemplo de que, cuando el objetivo es diseñar algo para que dure el mayor tiempo posible o por siempre, el ingenio humano no conoce de límites.
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