En el sótano de una iglesia destruida en el este de Mosul, los escombros y desechos cuentan una historia devastadora de la depravación de Daesh contra las mujeres y chicas izadíes. En el suelo de la icónica iglesia, se encuentran pequeños pedazos de ropa interior de coloes rosa y amarillo y diademas de flores pertenecientes a las muy jóvenes esclavas sexuales izadíes que el grupo terrorista las capturó.
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