Quizás el acto de Yushchenko tenga mucho de populista, pero el empujón de moral que debieron recibir los que estaban en esos momentos luchando contra el fuego no tiene precio. Y vamos, que mola ver a un dignatario ensuciándose las manos. Mención especial a la foto número 4. Que porte, que gallardía. Este hombre a nacido para dirigir un país.
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