Un feligrés dijo que: «al párroco le extrañaba que nadie dejara billetes de 20 euros o incluso de 100 porque somos gente pudiente y de bien». Otro explicó que «somos gente acomodada que tenemos aquí una segunda residencia». Respecto al tema de la recaudación del cepillo, un ayudante señaló que lo que el párroco dijo fue que «para dejar centimitos mejor no dejen nada» porque «luego va a Benicàssim y lo tienen que contar», añadió el secretario. «No pido para mí, sino para la iglesia»
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