Tres conversaciones telefónicas de un cubano con tres establecimientos (estatales, claro) de la Cuba de hoy: una compañía de móviles, un supermercado y un hotel. En la primera y la última se puede escuchar cómo se niegan a atender al comunicante no porque sea pobre o no tenga dólares sino por ser cubano y vivir en Cuba. Está prohibido comprar un móvil o alojarse en un hotel si eres cubano. En la segunda se ve como los productos que fabrican en Cuba sólo se venden a extranjeros con divisas. Eso sí, no especifican la fuente de las conversaciones.
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