Hay libros que tardan veinte o treinta años en ser buenos, cosa que no ocurre con las paellas. Dejas reposar veinte años una paella que te ha salido mal y se pudre. Por eso es más fácil hacer crítica gastronómica que crítica de libros. Sin embargo, hay gente que, aun a riesgo de equivocarse, prefiere hacer crítica de libros. El otro día volví a ver una película que en su día no me había gustado y me gustó. ¿Había cambiado la película o había cambiado yo?
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