El personaje más importante de Manuel Vázquez no fue Anacleto, las hermanas Gilda o la abuelita Paz. Fue su propia leyenda. Vázquez dedicó toda su vida, tanto fuera como dentro de las viñetas, a construir su propio personaje, a definir al perfecto estafador que seguía sólo sus propias normas. el icono de Vázquez despegó en el número 27 de la revista Din dan (1968-1975), en el que se publicó la primera entrega de su nueva serie, Los cuentos de tío Vázquez (1968-1988). No era la primera vez que este se dibujaba a sí mismo.
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