Aunque es difícil medir el impacto de la falta de crédito, pues muchos otros factores afectan al empleo de las empresas, es posible hacerlo rigurosamente. Cuando se hace así, el resultado es demoledor: en el sector privado no financiero –excluyendo la construcción y sectores afines– una estimación conservadora de ese efecto, entre 2006 y 2010, oscila entre el 15% y el 33% de la destrucción de empleo en las empresas que trabajaban principalmente con las entidades que más han restringido el crédito, las cajas de ahorros intervenidas.
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