Con la crisis financiera hemos aprendido que nuestros ahorros están con los banqueros levemente más seguros de lo que estaría nuestro hijo de cinco años al cuidado de un pederasta. Si esos banqueros son los dueños del Banco de Kabul, entonces sería nuestro hijo de cinco años el que estaría más seguro en manos del pederasta. Relacionada:
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