Muchos brasileños critican que la Policía les está impidiendo la entrada, aunque cumplen los requisitos, como el caso de Yanaina Agostinho que llegó a Barajas con 500 euros en el bolsillo -y no con 50-, su billete de vuelta y sus reservas de hotel, y aún así fue deportada tras pasar una semana encerrada en el aeropuerto.
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