Tanto Noguerol como Urra creen en las terapias para recuperar a estos pequeños agresores. «El problema viene cuando salen de los centros y vuelven a sus barrios, donde la gente sigue cometiendo delitos», advierte Urra, que afirma que juzgar a un niño de 12 años es «un fracaso social». «El ciudadano que crea que si se endurece la ley no habrá delitos no entiende a los jovenes, porque un menor no calcula las consecuencias». Por su parte, Noguerol considera imprescindible que tanto el menor como su familia reconozcan el problema porque si hay.....
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