Las gotas de lluvia en su caída, llegan alcanzar una velocidad límite que depende del tamaño de la gota. Así, una gota de una décima de milímetro de diámetro alcanza una velocidad límite de 14,4 km/h, mientras que si tiene 6 mm de diámetro cae a una velocidad límite de 38 km/h. En esa caída, el aire que se van encontrando a su paso, se va disolviendo en las mismas (pensemos que el agua de los ríos, que procede básicamente de la lluvia, por ejemplo, contiene aire disuelto que es utilizado por los peces para respirar).
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