Durante la Primera Guerra Mundial, los alemanes lograron bombardear las capitales de sus enemigos occidentales. Londres fue atacada con zeppelines y París con un enorme cañón capaz de disparar a 100 km de distancia ( y también con zeppelines). Ni franceses ni ingleses tenían la tecnología para hacer lo mismo con Berlín, mucho más lejos del frente. Habría que esperar a otra guerra mundial para vengar la afrenta: el 3 de junio de 1940, los alemanes bombardearon París y mataron a 45 civiles, por lo que el Alto Mando francés ordenó represalias
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