Imagine que su sistema nervioso es un conjunto de cables interconectados capaces de registrar la información de todo lo que ocurre a su alrededor y proporcionar una repuesta. Como en la vida real, esos cables están recubiertos por una capa aislante. Ahora imagine que, por ciertas circunstancias, la envoltura comenzara a desaparecer. No parece prometer nada bueno, ¿verdad? Y lo que es peor, ¿cómo volvemos a recubrir los cables? Para buscar respuestas, centremos nuestra atención en la vaina de mielina, el aislante que protege nuestras neuronas.
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