«Cualquier día me mato en la obra». Crisanto González profetizó su propia muerte. Según apuntaban ayer sus allegados, el trabajador de 43 años que pereció sepultado entre escombros mientras participaba en la construcción de una vivienda unifamiliar en San Martín de Huerces, Gijón, había mostrado en varias ocasiones su inquietud por las condiciones de seguridad en las que se desarrollaba la obra. De hecho, había llegado a anunciar que el viernes sería su último día en el tajo, pues no quería seguir trabajando en esas condiciones.
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