Son cada vez más grandes. Los dos mayores del mundo, el Allure of the seas y el Oasis of the seas, miden unos 360 metros de eslora y pueden albergar hasta 6.000 pasajeros y 2.000 tripulantes. El tamaño, además de los precios bajos, es importante en el pujante negocio de los cruceros: funciona como reclamo publicitario y aumenta la rentabilidad. Pero la tragedia del Costa Concordia, que naufragó hace 10 días frente a la isla italiana de Giglio con unas 4.200 personas a bordo, ha suscitado recelos en torno a esta tendencia al gigantismo.
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