Hace menos de un mes os contaba en este blog que había tenido una de las experiencias más emocionantes de mi vida. Había tenido la suerte de ver a una camada de cachorros de lobo jugando libres en algún lugar de Asturies. También os contaba como esos cinco cachorros, sin que ellos lo supieran, estaban condenados a muerte desde el día en que nacieron. La Consejería de Medio Ambiente los había sentenciado, habían dado la orden de que ellos y toda su familia tenían que ser exterminados. Esa zona había sido declarada "zona libre de lobos".
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