la retorcida imaginación del diseño de producción nos va mostrando a lo largo de la peli buenas muestras de sicodélicos diseños pop, como la pasmosa adivina en su guarida, la enjoyada y pomposa espada de Brom, con ese pedrusco en la empuñadura propio de la versión más kitsch de Sara Montiel, o la traca final en el refugio de los vardenos, rebeldes que viven en las cuevas de Altamira y se visten como los Reyes magos de oriente. Todo un festival hortera al más puro estilo OT.
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