Fue la mano de obra inmigrante, mayormente de América Latina y África, la que ayudó a alimentar la expansión económica de España. Muchos hicieron dinero y muchos trajeron luego a sus familias con ellos. Pero hoy, el 32% de la fuerza de trabajo inmigrante en España esta desempleada, frente a un 21,3% de la mano de obra general. Muchos están perdiendo sus derechos de residencia y se enfrentan a la expulsión. Con la crisis económica, perdieron sus trabajos por los problemas económicos y luego sus permisos de residencia.
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