La historia de Inmacula y María parece una historia de ficción. La primera (València, 1972) se enteró accidentalmente de que era una niña adoptada en 2006, con 33 años. «Me lo dijo una vecina. Mi madre estaba empezando a estar enferma y me soltó: ‘Bueno, cuídala, que ella no te ha parido, pero te ha criado’. Se lo pregunté a mi madre. Titubeó, pero terminó confirmándolo». Su padre había muerto años antes. «Mi madre me dijo que tenían un pacto y que me lo revelaría el último de ellos en morir en su lecho de muerte.
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