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Cráneos humanos para beber vino

Cogían la cabeza de su compañero muerto hace pocas horas. Con ayuda de herramientas y sus propios dientes arrancaban y limpiaban escrupulosamente los tejidos blandos hasta dejar tan solo el hueso reluciente. Cortaban los labios, las mejillas y la lengua, y extraían los ojos. A continuación, retiraban los huesos de la cara y la base del cráneo hasta quedarse con la bóveda, que pulían y retocaban para eliminar bordes afilados. Y allí, como si de paleobricolaje se tratara, pero en versión gore, los hombres primitivos fabricaban sus copas.

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