Dos crisis en 15 años, sobrecualificación, rotación laboral..., destinar la mayor parte del sueldo precario al alquiler afectando al consumo, la quimera de emanciparse. Vivir donde hay trabajo sale caro. La ensoñación de ser propietarios como sus padres. Del problema particular al problema social. La economía del país se ve comprometida, ya que destinar cada vez mayor porción del salario a gastos de vivienda impide no sólo el ahorro, sino que se consuman otros bienes y servicios, mermando la demanda agregada, fundamental para el PIB.
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