Los modos iracundos de Ginés y sus matones, el sheriff malo de la película de gángsters que estamos viendo en Coslada, eran de sobra conocidos. Lo sufrieron matrimonios de esos de paseos del brazo por el parque y moteros en apuros. Lo padecieron mujeres que acabaron con la cabeza abierta y jovencitas que acudieron raudas a ayudar al padre, que estaba siendo zarandeado por un tipo con cara de poseso, y terminaron con la cara en malva
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