Paul Gibbs, un estudiante de 26 años de Leeds (Inglaterra), perdió su oreja el año pasado en una reyerta al ser atacado en un camping. Como no la encontraron hasta 17 horas después, los cirujanos no pudieron implantarla de inmediato y decidieron coserla dentro de su estómago para que algunos de los tejidos pudieran ser regenerados. El plan de los médicos es reconstruir después la oreja usando también algunos cartílagos de las costillas del joven.
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