Cansada de las ruidosas muestras de fe de los cristianos asistentes a la iglesia Dios es Amor, Consuelo Gutiérrez* decidió tutelar para que trasladaran el centro de culto, que estaba ubicado en la misma manzana de su vivienda. Afirmaba que con sus 68 años de edad su único ingreso resultaba de el alquiler de habitaciones de su casa, pero que con tamaño ruido de fe, los posibles inquilinos y los que ya vivían con ella, estaban evitando vivir en su casa.
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