Una mujer de Corea del Sur, deportada durante 5 años por la Oficina de Inmigración japonesa, logró volver al país pasando a través del sistema de seguridad biométrico del aeropuerto mediante una cinta adhesiva, puesta en sus dedos para engañar a la máquina de lectura de huellas dactilares. El sistema biométrico japonés de 32 millones de euros se instaló en 30 aeropuertos para mejorar la seguridad y evitar que entren terroristas. Los funcionarios creen que muchos más extranjeros han podido entrar usando la misma técnica.
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