De entrada quedaba claro que tener hijos era parte del trato. La pareja Laqipum y Hatala, acordaron intentar durante dos años producir su propia descendencia. Acordaron intentar durante dos años tener su propia descendencia. Si no llegaba ninguno, se convertía en el deber de la esposa el buscar una solución. Específicamente, Hatala tenía que comprar una esclava para su esposo. Una vez que tuvieran un hijo juntos, a Laqipum se le permitía vender a la madre si así lo deseaba.
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