Este tipo de declaraciones no tendrían más relevancia que la de tachar a su autor de xenófobo, si no fuese porque su responsable no ha sido otro que el ministro de Trabajo del Reino Unido. En una muestra clarísima de falta de ética y respeto a los trabajadores inmigrantes, Chris Grayling ha pedido a los empresarios británicos a que den preferencia a los nacionales frente a los extranjeros a la hora de ofrecerles un trabajo.
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