Se trata de una temperatura inconcebiblemente alta llamada Temperatura de Planck, una de esas curiosidades científicas que no sirven realmente de mucho. El universo tenía esa temperatura durante el primer instante de Planck tras el Big Bang (10^-43 de segundo), y hablamos de 10^32 Kelvin. Puede que esa cifra no te diga nada, pero si la comparas con la temperatura en centro de nuestro sol (10^6 Kelvin) pues te vas haciendo una idea.
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