Los derechos humanos son para todos, también para quienes los pisotean: para los asesinos más terribles, para los etarras o los violadores. La sentencia europea contra la doctrina Parot así lo deja claro a partir de uno de los principios básicos del derecho: la no retroactividad de las condenas. No se puede endurecer una pena de cárcel a posteriori y, cuando estos presos cometieron sus horribles crímenes, el Código Penal español era el que era. Lo máximo que podías estar en la cárcel eran 30 años y sobre ese plazo se aplicaban los beneficios...
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