Los hogares españoles, incluso una vez dejada atrás la crisis, siguen reduciendo año tras año el consumo de carne. Al cierre de 2017, cada español consumió un 6,3 % menos de carne que en el ejercicio precedente. En términos de gasto, la factura se redujo un poco menos, un 3,9 % do que denota que la reducción del consumo físico de unos mayores precios o de cortes o especialidades de mayor valor para el consumidor.
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