Me comprometí en un proyecto ciertamente quijotesco, construir mi propio ordenador portátil. La construcción de mi propio ordenador portátil tiene tanto sentido como la adaptación de un Honda Civic con un motor de 1000hp, pero la falta de practicidad nunca falta en esa actividad, ni la nuestra. Intento de asignar recursos a las cosas en base a la frecuencia con que las uso. Por lo tanto, tengo una buena cama, ya que me paso un tercio de mi vida en ella. Los otros dos tercios de mi vida se van tocando un ordenador portatil.
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