El pasado 8 de enero, un investigador en neurociencia llamado Leigh, lanzó en Twitter el hashtag
#overlyhonestmethods (algo así como “métodos científicos demasiado honestos”). A partir de ahí, comenzaron a llover las confesiones de muchos otros investigadores. El asunto tuvo tanta repercusión en el mundo académico que hasta la revista científica PLOS publicó una larga reflexión al respecto.