Los habitantes de las tierras turolenses usaban habitualmente un calzado que, por sus características, resguardaba los pies de los pedregales, el barro y la nieve habitual en los inviernos. Un calzado higiénico, económico por realizarlo con esparto, cuya suela de madera aislaba de la humedad. En el año 2000 Paulino Gargallo me mostró en Zaragoza la técnica artesana de la confección de estos zuecos de esparto. Producido por Eugenio Monesma .
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