El conductor del autobús accidentado en Santiago el pasado domingo, en el que murieron dos jóvenes jugadoras de un equipo de voleibol, entró en la rotonda en la que se produjo el siniestro a 105 kilómetros por hora, cuando la velocidad estaba limita a 40, según el análisis del tacógrafo, una especie de caja negra que registra la velocidad a la que circula el vehículo y que llevan instalados los camiones y los autobuses. Rel:
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