El incendio de Guadalajara se originó en una barbacoa en un área recreativa de un paraje conocido como la Cueva de los Casares, en La Riba de Saelices, y causó la muerte de once trabajadores forestales, además de arrasar cerca de 13.000 hectáreas. El tribunal considera probado que el condenado fue quien se encargó de ejecutar el fuego, controlarlo y vigilarlo y, a pesar de que el uso de barbacoas en esa zona estaba autorizado, actuó sin adoptar las más elementales medidas de precaución para prevenir y evitar la propagación de las llamas.
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