Un hombre dejó morir, en la localidad asturiana de Cangas de Onís, a un tigre al que tenía en una jaula en la parte trasera de su taller mecánico. Después, le arrancó la cabeza para quedarse con su cráneo a modo de trofeo. El acusado, al menos desde el mes de octubre del año 2009, poseía un animal de la especie Pantera Tigris, concretamente un tigre hembra, incumpliendo las normas más elementales para su adecuado cuidado así como la práctica totalidad de las obligaciones legales para la tenencia del mismo
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