Si un país no invierte en educar a sus jóvenes al más alto nivel, sobre todo en ciencia y tecnología, está condenado a la pobreza. Con una administración adecuada, España logró formar varias generaciones de científicos de alto nivel, las cuales volvieron para incorporarse al mercado de trabajo local. "Un país que no invierte en su potencial intelectual va hacia abajo. Si sólo compras tecnología en vez de crearla, te vuelves sólo un "país turístico o de servicios", alertó el académico.
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