Un cacereño hizo caso a un anuncio que le prometía trabajar en su casa con internet. Se comprometió con una empresa de nombre extraño, y ha acabado condenado por blanqueo de dinero a 9 meses de prisión y a pagar 21.821 euros. El trabajo consistía en abrir una cuenta corriente a su nombre en determinadas entidades bancarias, en las que recibía una serie de transferencias de dinero que luego remitía a personas que le indicaban mediante llamadas telefónicas, a través de un número oculto, o mensajes de texto. Recibiría 250 euros por cada operación.
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