Las agresiones se produjeron durante el tiempo en que vivieron juntos y una vez terminada la relación. En una de las ocasiones, la procesada lo golpeó en el ojo, le quemó el pelo y lo arañó. Igualmente, en plena calle, unos días después le propinó varios golpes y le tiró del pelo. Una vez rota la relación, en el domicilio en el que habían convivido discutieron por unas deudas pendientes, poniéndose la acusada "nerviosa" y agrediendo a su víctima. En otra ocasión le lanzó objetos.
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