Los hechos se remontan al año 2014 cuando la víctima tuvo que comenzar a aguantar que su superior jerárquico en dicho centro de trabajo le tocara el pelo, pasara las manos por la cintura o nalgas, le gritara en público, le reprochara ir al baño o la obligara a subir a una máquina elevadora pese a conocer que padecía pánico a las alturas.
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