Los Mercedes son para gente de clase A, aunque algunos se lo han tomado demasiado al pie de la letra. Los vendedores de un concesionario portugués, por ejemplo, tenían que cumplir una orden a rajatabla: no vender vehículos a los gitanos. Si lo hacían, terminaría pagándolo su cartera. Según el diario luso Expresso, las reglas del concesionario A.C. Santos, uno de los más importantes del país vecino, eran estrictas. Quien vendiese un coche a un miembro de esa etnia, aunque lo intentase evitar por todos los medios, vería recortada su comisión...
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