Que el antiguo candidato a la cancillería y ministro del SPD, Oskar Lafontaine, sea el líder de un fenómeno que le roba votos, es muy irritante para el SPD, pero en el día de hoy, no se puede ignorar y considerar como una broma, a un partido que es segunda y tercera fuerza en varias regiones, incluida la capital, Berlín, donde ha empatado con el SPD como segunda fuerza (22,2%), registrando un 7,2% en el distrito en el que es menos popular y un 41,2% en el más alto.
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