La próxima vez que tenga que justificar la compra de un par de zapatos nuevos –otros más–, no lo dude, eche la culpa a la dopamina y escurra el bulto. Y si le preguntan y eso qué es, responda resuelta: “La hormona responsable de las adicciones”. Aunque su interlocutor se quede con cara de póker, usted habrá sido la mar de sincera, y al menos podrá dejar para otro momento la discusión sobre si tiene más zapatos de los necesarios.
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