Tom Boddingham compró por Internet un par de zapatillas de pie de monstruo. Solicitó dos tamaños, 14.5 para el pie izquierdo y 13 para el derecho y pagó con tarjeta el pedido por un monto de 15 libras y media. La sorpresa del señor Boddingham fue mayúscula cuando al recibir el pedido comprobó que el fabricante chino había omitido la coma en el tamaño de la zapatilla izquierda, fabricándola a un tamaño del 1450. La factoría pensó que el pedido era para un expositor y envió sin problemas una zapatilla de varios metros. Caliente se está.
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