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Comparto cueva en Mallorca con vistas al mar

Finiquitada la jornada laboral, Hans llega a casa a las cuatro de la tarde. Ni abre la puerta, ni enciende la luz. Se descalza sobre la moqueta, cuelga la chaqueta en el perchero, enciende la radio y descansa unos minutos en la cama antes de acomodarse frente a la barra de la cocina para prepararse la comida. La comodidad del hogar. A primera vista, a la cueva de Hans sólo le falta el Plus para el salón. Puestos a pedir, claro. Ha elegido una vida sedentaria pero libre de hipotecas, alquileres o impuestos de contribución urbana.

| etiquetas: cueva , hipoteca , troglodita , caverna

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