La encargada del comercio del té era la Compañía Británica de las Indias Orientales, que llegó a generar más ingresos que el propio Estado y a gobernar a muchas más personas. Y sí, el producto estrella era el té, hasta que alrededor de 1770 las cosas se empezaron a torcer por el éxito del té de contrabando que entraba en Inglaterra y en sus colonias. Al no tener que pagar aranceles, era mucho más barato y la Compañía pidió auxilio al gobierno. Los contrabandistas estaban rompiendo el monopolio y echando por el tierra el chiringuito.
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