Un monte perdido de difícil acceso, aire seco y elevadas temperaturas. Basta una chispa accidental o provocada intencionadamente por un malnacido para que ardan hectáreas de vegetación. Estos días han sido principalmente duros en nuestro país en lo que a incendios se refiere. Afortunadamente, la labor desinteresa de gente que, en muchas ocasiones, no tiene edad ni para votar evita que la catástrofe sea mayor. Son los voluntarios que, como en el incendio de Biar (Alicante), mantuvieron a raya el fuego hasta la llegada de los bomberos.
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