Al exterior, la imagen contemporánea de Corea del Sur es la de un país desarrollado, con una economía pujante que provee de salud, educación, tecnología y una alta calidad de vida a todos sus habitantes. No obstante, no hace falta ir demasiado lejos de Seúl para encontrar la contraparte a los enormes rascacielos y distritos financieros que se levantan en la capital surcoreana. Uno de estos sitios es Guryong, un asentamiento irregular ubicado en un terreno privado en el que habitan entre 2 mil 500 y 4 mil personas.
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