La medida exacta de esa gran derrota histórica de proyecto teocrático-militar sionista es evidente en el descalabro del antes omnipotente Lobby Judío en el Congreso y en los medios Estados Unidos, hoy obligado a pelear con uñas y dientes en la calle y las universidades. En pocos meses, las atrocidades del Estado de Israel contra los civiles, especialmente los niños, le ha valido el repudio mundial que, alimentado por la prepotencia de Netanyahu, ya es irreversible. La guerra está perdida, ahora necesitan una revolución para ganar la paz.
|
etiquetas: israel , eduardo rothe , opinion , historia